No puedo ser como madre aquello que no soy como persona
Cuando me quedé embarazada (o incluso antes) me imaginé cómo sería como mamá. Bueno, más bien, me imaginé cómo quería ser como mamá. Porque aquí el SER y el QUERER aunque caminan hacia el mismo lado van en aceras distintas.
Yo quería ser, entre otras muchas cosas, una madre acogedora, respetuosa con el bebé y conmigo misma, aquella que pondría límites claros y muy cuidadosamente, esa que sí se equivoca (en mi imaginario era muy pocas veces) sabría reparar a la perfección. Aquella que podría mirar a su bebé más allá y no perdería la mirada hacia mi misma en ningún momento. Daría teta a demanda y dormiría con mi bebé hasta que ella quisiera y por supuesto, esto sería un proceso muy hermoso y sin conflicto para mí.
La realidad fue y es bien distinta, porque la REALIDAD, el SER, imperó a todo lo demás. A toda mi fantasía y a todas esas imágenes de ficción que yo tenía en mi cabeza. Porque no puedo ser como madre aquello que no soy como persona. Porque MADRE y PERSONA si van de la mano. Si caminan en la misma acera.
Sin duda, el viaje a la maternidad está siendo también un viaje hacia mi misma, descubriéndome más, tomando conciencia de quién soy. Sin filtros. Con dolor. Con amor.
